Quilombo da Lapinha, Matias Cardoso - Minhas Gerais, Brasil, 2017

Doña Maria Benedita es una persona extremadamente dulce y cariñosa. Todo el tiempo que charlamos, me sentí muy cómoda con ella. En el momento de la fotografía, ella estaba cruzando el río que pasa por Quilombo de Lapinha para lavar la ropa. El río es uno de los brazos de São Francisco y nos dijeron que en los últimos años su volumen ha bajado mucho. No era tan poco profundo, tuve que nadar para cruzarlo. São Francisco ha sufrido mucho con el tiempo con el avance de los proyectos de riego para el agronegocio y la deforestación de los bosques nativos. El pueblo vazanteiro que vive en sus orillas y brazos, lo siente en la piel, ya que el río es una parte integral de sus vidas, sus acciones y sus costumbres. A continuación, pongo parte de una entrevista con Doña Benedita, en la que ella cuenta su historia y habla sobre su trabajo como lavandera.

- Soy de Bahia mezclada con mineira.

- ¡Baianeira!

Risos.

Entonces, soy una mezcla, bahiana, mineira, quilombola ... soy una lavandera. Me gusta. Cocinar. Me gusta. Me gusta mirar a los niños... Mi madre trabajaba en el campo, hacía azulejos, ladrillos. Así que también fuimos creados así. Luego crecí, fui a estudiar, tomé un curso, trabajé en la escuela. Trabajé en la escuela Don Bosco, en Matias Cardoso, durante 35 años. Y luego llegamos al quilombo [en 2005, fecha del reconocimiento de Quilombo de Lapinha por la Fundación Palmares]. Nuestra profesión aquí es lavar la ropa en el río, construir un cantero, trabajar con una azada, hoz, hacha, plantar, limpiar ... Y lo que vemos que podemos hacer, lo hacemos. También hago dulces, aprovechamiento de cáscaras, de verduras. Tomé un curso para hacer canastas con paja de plátano, tomé un curso de bordado, de hacer escoba...
Hoy lavamos ropa en el río porque nos gusta, huele mejor ... Lo aprendí de mi abuela y luego de mi madre. Pero a los 9 años ya estaba trabajando para ayudar a mi madre. Pasaba el día lavando la ropa de otras personas y, como no había agua en casa, la sacábamos del río. Para beber, para  dar al cerdo, para todo. Así mi madre lo hacía: solíamos tomar la agua esta tarde y colarla para ponerla en el frasco mañana. Lavábamos la ropa en el río, cantábamos, contábamos historias, pescábamos. Cantábamos mucho.

¿Qué canción cantaban?

- Ah, es tanta música, incluso lo olvidé. – y, inmediatamente añade, mientras canta - “Ê muié rendêra, ê muié rendá. Me ensina a fazer renda que eu te ensino a namorar”. 

Doña Benedita tuvo 12 hijos, entre hombres y mujeres. Pero, desafortunadamente, cuatro de ellos murieron. Todos sus hijos aprendieron de su madre a lavar la ropa, cocinar ... tal como ella aprendió de su madre y su abuela.
* Entrevista realizada por Laura Mineiro.
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